sábado, 9 de julio de 2011

Adiós, camaradas (Antonio Carballo).

Adiós, camaradas ganó en 2006 el Premio de Primera Novela Mario Lacruz, y el triunfo fue más que merecido, pues estamos ante una muy buena obra literaria. (¡Otra primera novela que recomendamos en este blog!).

Narra la vida de Alexei Konstantinovich, quien viene a nacer el mismo día en que su país pone en órbita el Sputnik-1, el primer satélite artificial de la historia, y claro eso le marca de tal manera que su objetivo, cumplido como verá el lector, es convertirse en cosmonauta. Otra cosa es que tenga la mala suerte de conseguirlo al borde mismo del desmoronamiento de la Unión Soviética, lo que tendrá para él unas consecuencias que no vamos a adelantar.

Antonio Carballo es cubano y, quizás por eso, es capaz de reflejar y analizar con fina ironía, cuando no con sarcasmo, el régimen comunista de la antigua URSS, superando las reticencias del lector ante tal desfase geográfico.

Carballo utiliza la carrera espacial como una excusa para desmontar el régimen soviético, en una parábola aplicable a cualquier sistema totalitario. Uno que ha vivido escasamente el franquismo, ve indudables guiños reconocibles en el régimen instaurado por quien se proclamó Vigía de Occidente. Y es que los totalitarismos, aun de signo distinto, por fuerza comparten estrategias y modismos.

La narración es muy ágil, llena de anécdotas, seguro que muchas de ellas fruto de la fantasía del autor, aunque quién sabe si no serán todas ciertas. Incluso la aparición de las guillotinadas en la ciudad cerrada en la que Alexei recibe su formación.

En resumen, una novela recomendable que merece la pena ser leída, por su frescura, su original linea argumental, su trasfondo político y su fino sentido del humor.

1 comentario:

  1. Acabo de leer la novela, soy cubano y me hice ingeniero en la antigua urss, firmaría lo que fuera de que el autor tuvo acceso a informacion de primera mano y se encubre tras la ficcion para contarnos esta historia demencial. Si lo hubiera publicado una editorial importante quiza ya habrian diez novelas hablando de lo mismo, pero los rusos deben andar por detrás evitando que se conozcan esas trastadas tan propias de ellos.

    Galindo G. B.

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