El comentario a La
noche del aguacero me ha hecho recordar que hace unos años, antes de que
empezara a escribir este blog, leí A cien
millas de Manhattan, de Guillermo Fesser, el otro 50% de Gomaespuma.
Al contrario del comentado en el anterior post, no se trata
de un libro de ficción. A lo largo de sus 400 páginas, Fesser nos va explicando
las tradiciones y los tópicos americanos que estamos acostumbrados a ver en las
películas de Hollywood y sobre los que, en algunos casos, pasamos por encima
sin preocuparnos por las razones de lo que vemos. Halloween, el vapor que sale
de las alcantarillas de Nueva York, la recogida del sirope de arce, acción de
gracias..., van desfilando capítulo a capítulo, contando sus orígenes, sus esencias
y algunas anécdotas enriquecedoras.
Del mismo modo, aparecen glosados personajes atípicos y
singulares, muy alejados del arquetipo que del americano medio nos venden las
series y películas americanas, y nos relata el día a día de una familia normal,
la suya, en un pueblo alejado de las típicas ciudades que conocemos al dedillo gracias
al cine y las series americanas.
Es un libro muy agradable de leer, que no cae en ninguno de
los dos esnobismos que suelen acompañar a los relatos de los expatriados: o
todo lo de España es mejor o todo lo de España es peor. Consigue ver las cosas con
los ojos de un recién llegado, pero de una manera ciertamente objetiva, sin
enjuiciar lo de allá por lo que tenemos acá, ni valorar lo de acá por lo que
tienen allá.
Un libro muy recomendable, pues aborda temas que es difícil
encontrar explicados en otros lugares, y que da ganas de tomarse un año
sabático (¡quién pudiera!) para conocer de primera mano todos esos paisajes y
paisanajes que con tanto apego rememora Guillermo Fesser.