martes, 28 de enero de 2014

Tres hombres en una barca (por no mencionar al perro). (Jerome K. Jerome).

Tres hombres en una barca (por no mencionar al perro) es una novela mítica en el mundo anglosajón. No hay estudio, disertación o comentario a la novela humorística británica que no haga referencia a esta obra. Por eso me lancé a ella sin pensarlo dos veces en cuanto que cayó en mis manos fruto de un regalo de cumpleaños. Además, y como valor nostálgico añadido al estrictamente literario, resulta que hace algunos años, al tiempo de mi estancia en la Universidad de Oxford, tuve la experiencia de hacer un trayecto por el Támesis de recorrido y contenido similar al que relata la obra, aunque, eso sí, sin perro y a favor de la corriente.

No voy a ser yo quien excluya esta novela de las legendarias del mundo anglosajón, ni mucho menos, pero ciertamente tenemos que convenir que el sentido del humor, lo que es gracioso y lo que no, es algo que cambia a través del tiempo. La obra rezuma situaciones inusuales, divertidas y grotescas, tanto en los finales del siglo XIX cuando la obra fue escrita, como en este siglo XXI que tenemos ya bien entrado y que tan poco nos está convenciendo, cierto es, pero nos tememos que el paso del tiempo ha hecho mella en el interés de la novela. Y no por culpa de Jerome K. Jerome, que debió de escribir una obra novedosa, sino porque su manera de relatar y lo que con ella cuenta ha sido ya más que explotado por autores y cómicos posteriores, sin duda de menor talento (en cuanto a la difícil biografía de Jerome, que confiere una mayor valía a su sentido del humor, en otro sitio podrá consultarla el lector).
 
No obstante, la exposición de las sucesivas anécdotas que conforman el relato es realmente buena, y el lector puede percibir desde su cómodo sillón la esencia de la trama y empatizar con personajes y situaciones e, incluso, verse partícipe de ella, ya que todos nos hemos encontrado en contextos similares que, bien es cierto, suele suceder (como a veces pasa aquí), que son más graciosos para quien los vive que para quienes les son relatados.

En resumen, podríamos concluir que, pese al menor interés que hoy en día pueda tener la obra desde el punto de vista de lo humorístico, Tres hombres en una barca, es una de esas novelas que hay que leer, pues ayudan a explicar muchas otras de las escritas con posterioridad. El secreto para no ser defraudado es acercarse a ella como si de una lectura obligada se tratare, y no buscando un divertimento fácil e inmediato. Para ello, recomendamos la lectura atenta de la introducción que Stella Gibbons hace en la edición de Blackie Books, que ha sido, precisamente, la que nosotros hemos utilizado.